viernes, 26 de diciembre de 2014

El mejor de los trabajos.



          Ser un copo de nieve no es algo que un niño de ocho años suela desear. Lo más normal sería que quisiera ser futbolista, médico o bombero. Sin embargo, él tenía muy claro que de mayor quería ser un copo de nieve.

          Si se piensa fríamente -afirmaba él- ser un copo de nieve es un gran trabajo: Haces felices a otros niños, nunca estás solo porque siempre estás rodeado de más como tú e incluso puedes formar parte de una divertida guerra de bolas de nieve. Además, no tendría que volver al colegio y eso era lo que más le gustaba. No más deberes. Sólo dejarse mecer por el viento para caer suavemente junto a un manto de nieve o tal vez sobre el gorro de alguna alegre chiquilla.

         Sólo había una cosa que no le gustaba de ser un copo de nieve ¿Qué haría en verano? Porque todo el mundo sabe que en verano no nieva y si no nieva… ¿Tendría que esperar allí arriba, encima de una nube, hasta el próximo invierno? No, sin duda prefería estar junto a sus padres. En verano siempre iban a la playa y allí hacía demasiado calor para alguien con ese tipo de trabajo.

         Ellos no querían ser copos de nieve y aunque lo había intentado, no les había convencido, decían que era una tontería infantil. Pobres, no sabían lo que se iban a perder por preferir ser simples adultos.

 
Dibujado por Semigarcía. (@semigarciart)
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario