En el momento en el que Ray tocó el pomo, supo que algo iba mal. La puerta de su casa estaba forzada.
La entrada estaba revuelta al igual que el salón. Ray
comenzó a caminar hacia la habitación de su hermana. Su puerta estaba cerrada
pero un pequeño charco de sangre asomaba por debajo, parecía seca. El corazón de Ray dio un
vuelco.
Abrió la puerta
lentamente y un chirrido inundó el pasillo. Un hombre estaba tumbado boca a abajo en el suelo con una fea herida en la cabeza.
-¿Papá?- Preguntó Ray, aunque sabía que su padre estaba en el trabajo.
El chico se acercó y le dio la vuelta tembloroso. Miró su cara. No le
resultaba conocido. En su mano inerte aún sujetaba un cuchillo, lo separó con el pie como había visto en las películas y lo observó detenidamente. Estaba muerto, tenía los ojos entre abiertos pero no respiraba. La mesilla de noche estaba ensangrentada, probablemente se había golpeado con ella. También tenía el pantalón desabrochado.
Abandonó la habitación lentamente y cerró la puerta. Respiraba de forma entrecortada pero aun así pudo escuchar un ruido proveniente de la habitación de su padre. Giró sobre sí mismo y entró. Parecía vacía.
-Eh.. ¿hola?- preguntó.
-Ra-ay, ¿e-eres t-tú?- le respondió una voz entrecortada.
-¡Eva! ¿Estás bien?
Una niña de unos nueve años salió de debajo de la cama y le abrazó llorando.
-Tranquila, pequeña, tranquila. Estás a salvo.- le decía mientras la acunaba.- ¿Qué ha pasado?
-Un ho-hombre entró a robar, era malo. ¿Sabes do-donde está? No quiero que vuelva.-dijo asustada
-Tranquila, está muy lejos. ¿Qué más pasó?
-Pues... Entró e intentó agarrarme pero se-se resbaló y me escapé. Luego me escondí aquí. ¿Nos ha robado?
-No, pequeña, no ha podido.
Ray estaba feliz de que a su hermanita no le hubiese sucedido nada, pero eso no explicaba qué le había pasado a ese hombre.
-Has sido muy valiente, ¿Sabes? Ven, vamos a mi cuarto, pequeña.
-Deja de llamarme así.-le dijo Eva más calmada.
-¿Quieres escuchar algo de música? - le preguntó a la vez que la sentaba en su silla de escritorio.
-Vale.- Debía ser cierto eso de que había sido muy valiente, por que su hermano nunca le dejaba entrar en su habitación y menos escuchar su música.
-¿Policía?