viernes, 24 de abril de 2015

La Trilogía de la Ceniza III



                Un niño lloraba sentado en el asiento de atrás de un coche gris ceniza. Apenas cumplía la quincena. Él lloraba pero las ruedas del coche seguían rodando.

                Una joven niña gritaba y golpeaba las piedras del parque. Por mucho que lo hiciera, ninguna llegaría tan lejos como para alcanzarle. Corriendo se internó en el bosque,  pidiendo a gritos que alguien acabara con su sufrimiento 

                 Las malvadas criaturas que vivían en el bosque se reían a escondidas. Aún así la consolaron y le aseguraron que la única forma de acabar con ese sufrimiento era ocasionándoselo a aquel que lo había producido.  Aquellas pérfidas criaturas convirtieron su amor en odio y su corazón en cenizas.

                Habían pasado seis años, el niño se había convertido en un joven. Y como joven que era, se enamoró de nuevo. Al principio dudó y vergonzoso hizo pocos adelantos, pero finalmente decidió arriesgarse, consiguiendo seis maravillosos días junto a la chica de la biblioteca. Después, su relación se fue consumiendo y convirtiéndose en algo amargo y pastoso. Sin duda, una misteriosa estudiante tuvo algo que ver. 

                Medio año y un mes después, conoció a una camarera. Visitó muchas veces el bar antes de acercarse y comenzarle a hablar. No pasó mucho tiempo hasta que empezaron a salir, pero en poco menos de una semana, sus copas comenzaron a saber agrias y espesas.

                Y así, una a una, todas las chicas a las que  decidió entregarse fueron abandonándolo poco a poco. Llevándose un doloroso trozo de recuerdo y dejándole un familiar sabor a ceniza. El último estaba reservado, pero esa historia ya la conocéis.

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