viernes, 28 de noviembre de 2014

Ro-12

        Nunca se sabe qué puede suceder si decides crear algo de la nada y lo dejas que se aventure. A Ro-12 lo dejaron frente al mundo con poco más que él mismo.  En ningún momento pensó que su creador fuera mala persona, sólo algo despistado. No podía negar que le faltaba un brazo y que uno de sus dos ojos no acababa de funcionar bien, pero al menos le había dejado una amplia gama de recambios y una muy bien surtida caja de herramientas. Cada vez que algo en él se estropeaba, podía cambiarlo.

        Sabiendo esto, pensarás que por qué no se arreglaba el ojo y el brazo. Bueno, Ro-12 pensaba que si su creador no le había puesto un segundo brazo, era porque simplemente no quería que lo tuviera. ¿Y quién era él para llevarle la contraria? 

        Hacía años que no lo veía, le echaba de menos. Antes se pasaba horas y horas retocándolo y probándole piezas. Un día lo había traído al almacén del taller y allí lo había dejado. Era tan buen sitio como cualquier otro, pensaba él.

        Creerás que Ro-12 sólo era uno más de los inventos del Creador y que lo había abandonado a su suerte, pero no era así. Él lo repetía continuamente mientras lo programaba "Eres mi mejor creación, nunca te abandonaré" Además, si sólo era uno entre una multitud de inventos ¿Dónde estaban el resto de inventos? 

        Ro-12 sabía que les había pasado. Él mismo había estado apunto de ser desmontado, pero felizmente el Creador cambió de opinión. Estaba furioso y había comenzado a desmembrarlo, pero justo cuando iba a comenzar a desatornillar el segundo brazo, puso cara de sorpresa, sonrió y lo trajo al almacén. Alguna razón tendría.

No hay comentarios:

Publicar un comentario