viernes, 15 de agosto de 2014

Ruinas.


El sol iluminaba su ciudad, se asomaba tímidamente entre los edificios, consumidos por la lluvia de falsas verdades y de verdaderas mentiras, desgastados por los rayos de las amistades y los amores que se quiebran al chocar contra el primer cristal, agitados por el soplo del olvido y del recuerdo de aquellos que pasearon entre ellos.

Ella caminaba sin rumbo, por las calles que había creado mientras soportaba la vida, pasando de los callejones que había destruido la sociedad, empujándolos a todos hacia la misma avenida con estúpidos estándares sociales.


            Caminando errante la encontró, aunque sería más exacto decir que fue al revés. Estaba sentada en un banco mientras leía  y jugueteaba con un mechón de pelo entre sus dedos. Estaba sólo a unos pasos pero a la vez distante. Cuando se acercó, pudo comprobar que olía a libro antiguo y que sus numerosas estanterías de madera abarcaban todo tipo de temas. No todas estaban llenas, aún había espacio para más 
libros. Se presentó con timidez y al entrar en la biblioteca salió de su mundo de escombros.


Créditos.
            -Creado por el escritor sin pluma.

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